CONCEPTO
La axiología alude a la rama de la filosofía, debido a que se encarga de investigar y aprender todo sobre la naturaleza de los valores y los juicios valorativos.
En la axiología, se dice que el valor o lo que es valorado por los individuos, es conocido como una determinación personal, peculiar y producto de la cultura de la persona, que además se encarga de la axiología que estudia tanto los valores negativos como los positivos, debido a que son los que permiten definir la capacidad de algún elemento o de un sujeto, para así luego poder formular los fundamentos.
ORIGEN DEL VALOR
El hombre a lo largo de la historia y en distintas culturas ha logrado siempre en las cosas una realidad que transida la fiscalidad, la mera descripción con pretensiones objetivas Origen del valor y los valores El valor y las cosas La esencialidad del valor Los valores El valor y la cotidianidad Como bien decia el filosofo aristoteles y mas con el metodo de descartes de lo
particular y lo general vamos atomar el alma como referencia ya sabido que esta por
contexto nos hace diferente a los demas ya sabiendo que el alma es se refiere a un
principio o entidad inmaterial e invisible que poseerían los seres vivos cuyas
propiedades características varían esto seria lo particular ahora vamos apartir a algo
mas general como es el valor apartir de esto particular se llega alo general que el
valor como muchos lo definen es la cualidad valor que por consigiente podemos decir
que es un agente de la misma esencia del alma El humano en su sentir por comunicar lo que piensa, se ha hecho a cargo de crear y destruir conceptos para de esta forma facilitar su propia comunicación y entendimiento.
LA VIRTUD COMO VALOR
Valor y virtud, suponen dos realidades conceptuales que no se estorban en la ética, sino que se complementan mutuamente. Los valores se integran fundamentalmente en la información intelectiva que distingue el bien, y las virtudes en la voluntad para facilitar la perfectividad del bien.
Estas puntualizaciones no tendrían más consecuencia que las del discurso retórica si no fuera porque se percibe en el mundo una creciente pasividad ética en los comportamientos prácticos respecto a las doctrinas teóricas que se suscitan desde todos los foros que alientan la conciencia social.
No basta para el efectivo ejercicio del bien la recta inclinación hacia los valores, sino que es necesaria la constancia en su realización y ello está directamente proporcionado al hábito o virtud del ejercicio.
Las virtudes se adquieren con gran esfuerzo y sólo radican en la personalidad tras años de aprendizaje y ejercicio. Si se quiere efectivos comportamientos éticos en la sociedad se hace necesario el desarrollo de las virtudes desde la etapa de la educación, donde se formaliza la personalidad; sin temor a pensar que las mismas condicionan de libertad, porque realmente la disposición operativa de la virtud se encuentra abierta a seguir cualquier valor que racionalmente se presente como conveniente. Por el contrario, si las virtudes no se afianzan en la personalidad, la libertad de los individuos se situará más en un plano teórico que real.
Cultivar las virtudes exige realizarse sobre espíritus abiertos para la apreciación de los continuos y nuevos valores que se sugieren en la sociedad. Las virtudes han de enseñarse como hábitos operativos y su práctica exige definir objetivos sobre los cuales ejercitarse, pero éstos no deben configurarse como la sustancialidad del bien, sino como valores modélicos conformables a las apreciaciones de la razón según dónde, cuándo y en qué circunstancias cada persona ha de asumir su responsabilidad.
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